Valle de Bravo
Citando lo que el
investigador en turismo Alejandro Palafox señala de acuerdo con Arriaga y
Moreno (2015) en sus estudios referentes a la protección ambiental de reservas
naturales con fines turísticos, desarrollando una sustentabilidad con intereses
económicos, mencionan que “en el concepto de sustentabilidad impera una noción
económica al pensar la naturaleza como mercancía; se mira a la naturaleza como
algo externo a la especie humana y se trata de un referente vacío de contenidos
de vida, que es llenado según requerimientos inmediatos, primero con
significados económicos y en menor medida ecológicos, de tal modo que
contribuye a mantenimiento del status quo, siempre conservando en la opacidad
sus intereses, lo que dificulta su entendimiento como referente de protección a
la vida.”
Hace un poco más de
nueve años, la presa de Valle de Bravo se ha visto afectada por diversos
motivos, específicamente por contaminación o por posesiones de tierra que
contribuye a la acumulación por desposesión según el geógrafo David Harvey, la
cual depreda y mercantiliza a la tierra, en este caso a los bosques del
Municipio que son apropiados para cultivo, resaltando que naturalmente, ayudan
a la hidrología del lugar.
Valle de Bravo es
considerado uno de los Pueblos Mágicos del Estado de México y no solo eso, sino
que en los años setenta, fue considerado como el segundo destino turístico más
importante para la República después de Acapulco, basta recordar aquellos
festivales masivos como el de Avándaro. La Secretaría de Turismo ha sido un
filtro esencial para su difusión y la mayor parte del capital económico se
centra en la actividad turística, del cual se sustentan alrededor de 40 mil
personas de las 63,703 que habitan el destino.
Por supuesto, también es bueno resaltar que de ellas, según datos
aportados por SEDESOL 28 mil no tiene acceso al agua, por lo que su uso es
enfocado a fines distintos, en términos turísticos se utiliza en empresas de
alimentos y bebidas y por supuesto, para la presa que es evidentemente el
principal atractivo.
Como mexiquenses, es
casi indispensable que lo recomendemos como sitio a visitar cuando alguien
externo nos pregunta a dónde ir. Lo consideramos un destino estrella digno de
ser presumido y atemorizamos cuando alguien nos menciona algún infortunio
relacionado a su deterioro o mal aspecto, sobre todo en su centro. La sobre
explotación de recursos de parte de programas sin una apropiada política
turística, ha provocado que se intensifiquen los daños territoriales, sociales
y ambientales, de nueva cuenta un descontrol de un turismo masivo y el creer
que nuestros destinos serán para siempre sostenibles.
En tiempos de
contingencia vale recordar los años en los que Valle de Bravo se percibía como
el paraíso al que todos querían llegar, en donde el propio Luis Miguel adoptó
como una de sus casas de descanso y ni hablar de presidentes o gobernadores.
Valle era la joya del Estado, el primer destino turístico de la entidad y al
que hoy por hoy, se sigue considerando como un lugar a donde las elites planean
pasar sus vacaciones.
Hay que recordar que
cuenta con un inventario de actividades turísticas como: la visita la Cascada
Velo de Novia, subir al Cerro de la Cruz donde se aprecia formidablemente al
pueblo entero e incluso puede uno lanzarse en parapente o ala delta si es que
se tiene atracción por un actividades extremas. Hacer un poco de turismo religioso
en su Parroquía de San Francisco de Asís que data del siglo XVI, y la Capilla de Santa María que alberga al Cristo
Negro, considerado milagroso como el que se encuentra en el
templo de la Santa Veracruz en Toluca. Visitar el Museo Arqueológico que
permite conocer la historia del lugar y comunidades prehispánicas en diversas
partes del Estado como Tlalpizáhuac o Calixtlahuaca o simplemente recorrer sus
calles empedradas que necesitan de mucha más limpieza y cuidados, porque lo
merece el que lo visita y sobre todo el que lo habita.
Estar limitados a
desplazarnos por el mundo, no debería ser adquirido como motivo de desesperación
o aburrimiento, debería también incentivar nuestra reflexión del por qué
estamos en un escenario así, que mucho tiene que ver con estos daños y que será
indispensable empezar a apreciar lo que tenemos con otros ojos.
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