San Antonio
Nadie
debe dejar de comprender las artesanías mexicanas en toda su extraordinaria
variedad.
-Pete Hamill
Podría asegurar que uno
de los mejores encantos del mexicano, es crear arte con sus manos, es
expresarse a través de elaboraciones que emergen de su corazón para volverse
únicos. La artesanía de nuestra gente es una obra de arte que debe de ser
celebrada por cada uno de nosotros. Nos representan en el mundo entero. No se
puede pensar en México sin evocar un árbol de la vida imitado incluso por los
Beatles en su octavo álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” o sin
recrear fantásticos alebrijes que tienen sus propios concursos y ferias para
exponerse. Disney los recuperó con tal emoción, que los incluyó como elemento
esencial en su aclamado largometraje animado “Coco”. El trabajo manual de
nuestros paisanos es un portador de orgullo y precisamente por eso, vale
ovaciones de todos nosotros.
Un mapa no bastaría
para puntualizar a cada uno de los pueblos que se dedican a la elaboración
artesanal. Su presencia va desde el norte hasta el sur de la República, podría
decirse que cada pueblo cuenta con su propia pieza típica que representa la
identidad de la comunidad. El Estado de México es un potente representante de
ello, basta con mencionar que es uno de los principales exportadores en países
como Estados Unidos, España y Centroamérica. Se puede enlistar una serie de
casos de éxito, sin embargo quiero mencionar un sitio que es fundamental en la
producción de artesanías del Estado y que poco se ha hecho nombramiento
últimamente de él.
Cerca del Municipio de
Tenango del Valle, justo pasando el caótico bullicio citadino que se ha
instalado y que cada día crece insoslayablemente, se encuentra un Municipio del
cual su cabecera es una fiesta de
colores, pareciera como si uno se quedará para siempre en el Día de Reyes Magos
y consintiera sus iris al ver cada uno de los objetos que se encuentran
acomodados en las banquetas de la entrada principal porque el interior rebosa
de baleros, caballitos, carritos, tambores, guitarras, canastas, sillas y hasta
marcos de fotografía.
Gente de manos humildes
y trabajadoras, pulen con habilidad y entusiasmo cada uno de los productos que
pretenden venderle a algún niño con una sonrisa en su rostro. Cada casa de la
avenida cuenta con su localito para sostener a la familia como bien lo enseñó
el abuelo Fidel desde 1918 que con convicción y valentía, quiso salir de la
trágica ausencia de cosecha presentada en aquellos días. Hueso de res y madera,
son la materia prima de sus obras de arte, porque lo son, un artesano recrea
fabulosas representaciones artísticas que ameritaron posteriormente, la
construcción de Museos conservando su valioso destello.
Sin embargo,
competentes provenientes de otras partes del mundo, específicamente Asía, se
roban las ideas para luego patentarlas apresurando su producción y desbancando
lo que con tanto esfuerzo Doña Lupe y Don Carlos han heredado a sus hijos. Los precios
presentados por los asiáticos son risibles y un tanto irreverentes hacia el
verdadero esfuerzo y dedicación que componen cada una de las artesanías.
<<¿Qué
tanto me da por el avioncito?>>
Pregunta María que viene de Toluca porque su padre le enseñó que los mejores
juguetes de madera se encuentran en este sitio. <<Deme
150 para que se lo lleve de una vez, ándele.>>
Le
responde Fabián que trabaja desde los diez años ayudándole a su mamá que por
inclemencias del tiempo, se tuvo que hacer cargo de la familia porque su papá
se fue a probar suerte del otro lado de la frontera y ya jamás regresó. Fabián,
Carlos y Eliza son hermanos que comparten el negocio y que sus ganancias le han
dado de comer, estudio y ropa a sus hijos.
San Antonio la Isla de
orígenes matlazincas, erigido junto con Toluca el 16 de marzo de 1847 y
visitado por Emiliano Zapata en tiempos revolucionarios para repartir tierras a
los campesinos de pueblos aledaños. Con cultivos de haba, avena, frijol,
calabaza y maíz que enriquecen la exquisitez de sus platillos. Pueblo que nos
representa y que por valioso, está ávido de nuestro reconocimiento y el de su
propia gente.
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